Terrorismo Poético

viernes, 13 de julio de 2007

DIATRIBA DEL PENDENCIERO.por camorrista





Lacras disonantes poblan el desgarro social del urbe
vómitos con luces
gigantografías
ruidos de espanto motorizado
gases, humos negros
y plomizos
gritos desolados de tristeza
prostituida.
plásticas muecas de sonrisa
abollada
robots parlantes repiten con sus voces
de muerte
compra venta.
niños lacerados
de olvido
hoteles, bazares
de miseria
industrias y hospitales de muerte
escuelas cárceles derruidas
por el espanto
encierro
televisoras
y Nadies vagando por la mieses de la calles
botellas de excremento alcoholizado
y el velamen cubriendo
la basura
con bellezas sutiles
no somos con mascarillas mas que insectos
devorados.
el monstruo industrial nos socava
y bebemos en los ríos fecales
cantando canciones necias de olvido amortajado.
Nauseas.

domingo, 8 de julio de 2007

Silencio

Ya no siendo la quemante cúspide del universo humano, el sol
yace yerto en el pozo oscuro de la muerte,
mientras mis manos frías lo alcanzan azules
como la última caricia al niño muerto a balazos.

Y como recorriendo los restos roídos de una urbe desolada,
lágrimas gélidas que al suelo caer gimen un rumor sordo,
separan la gris resonancia del mundo
de la última mirada celeste del la eternidad,
la mía.

La noche infinita de la nada ha vencido en la batalla estelar.
El universo vacío perece
y a dentelladas avanza la nube gris del olvido.

Y mientras el ruido ensordecedor
del veloz movimiento planetario
se hace patente,
recuerdo el silencio aparente
que observando bajo las pálidas estrellas
alguna vez atribuí al cielo.

Y no siendo el Apocalipsis esperado por los timoratos,
la nueva negra noche infinita
recorre recubriendo la definitiva agonía fatal del Mundo.

El silencio final que siempre estuvo presente
entre el bullicio de la fiesta pueril del progreso
y entre los gritos de los niños golpeados,
agazapado en los intersticios musicales
y entre la veloces fotografías del cine opacado,
entre estas palabras roídas por el tiempo
y en interior inmenso de mi alma
agotada.

La muerte sofocante no era dolorosa como pensaban.
Era el silencio absoluto.
Ni las risas de los niños.
Ni los locos gemidos de los amantes.
Ni el estruendoso estallido de una bomba,
podrán igualar nunca la inmensa
criatura del sombrío silencio.

La muerte no aullaba al final del universo.